UN HOMENAJE AL MAESTRO ORLANDO FALS BORDA 1925-2008 No sabes maestro, amigo, camarada, compañero; la rabia y el dolor que sentí esta madrugada, cuando muy temprano, vi, en la pantalla de mi celular varias llamadas perdidas, pues al saber que provenían de tu numero, ya sabia sin saberlo que habías muerto, solo esperaba la confirmación, que en pocos minutos llego, es de esas noticias que uno desafortunadamente espera, pero que siempre ruega para que no lleguen. Luego, mientras me bañaba, me afeitaba y me arreglaba para salir a mi trabajo, recordaba, lo mucho que habías luchado, lo firme de tus convicciones y tus principios, lo importante que ha de ser para futuras generaciones seguir tu ejemplo, ese ejemplo que llevaste hasta el cansancio, ese espíritu critico, que con fina ironía reflejaba en tus palabras, ese caballero que era ante las damas, las que disfrutaban con asombro y complacencia tus halagos.
Son muy pocos los que hoy en día se mantienen firme hasta la muerte, son demasiados, casi todos, los que sucumben muy temprano, los que creen que el ser revolucionario, es cuestión de moda pasajera, delirio de adolescente o el sarampión de una tierna juventud. Tu ejemplo, camarada, nos muestra que podemos tener por siempre una tierna juventud, llena de sueños y utopías, de renovada energía, lo demostraste y lo hiciste hasta tus últimos días. Te recuerdo como guía, en esa noche que fue tu despedida, con el báculo en la mano, nos bendecías a nombre del corcovado, y entre vivas, aplausos, besos y sonrisas, te renovaste de energía, levantaste el puño en alto en símbolo de eterna lucha y rebeldía. Nos enseñaste maestro a no perdonar ni a olvidar. NO perdonaremos a aquellos que masacran nuestro pueblo, que violan y prostituyen nuestros niños y niñas, a los que venden sus ideales y principios, a los que cobardemente siembran la semilla de la desesperanza, a los que acumulan la riqueza a costa de los pobres y los hambrientos, a todos aquellos que perpetúan el sistema dominante. NO olvidaremos el daño y el sufrimiento que nos han causado, la impunidad que os ha cobijado, la brutalidad con que nos han torturado. NO olvidaremos a nuestros desaparecidos y muchísimo menos a nuestros muertos, porque por ellos: ni un minuto de silencio, toda una vida de combate. También nos enseñaste, maestro, a romper con el dogma de la muerte, a ser tiernos y sonrientes, a descolonizar nuestras mentes, a buscar en nuestras raíces, en la gente, a luchar por el SOCIALISMO SIEMPRE, SI ES NECESARIO HASTA LA MUERTE. |