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EL CUARTO CANDIDATO URIBISTA - Lisandro Duque Naranjo PDF Imprimir Correo

EL CUARTO CANDIDATO URIBISTA

Por: Lisandro Duque Naranjo

 

PENSABA NO VOTAR POR PETRO, A causa de ciertas inconsistencias en su discurso que no me cuadraban con su trayectoria ni con mis expectativas.

Si iba a decepcionarme,  que no fuera con un izquierdista arrepentido, que era en lo que se estaba convirtiendo el candidato del Polo. Sin embargo, cuando entró Clara López a la campaña como su compañera de fórmula,  advertí otros matices en la  disertación  que me reconciliaron con su candidatura. Pero ya era tarde, porque la disparada de Mockus en las encuestas, aunque era alguien en quien no confiaba,   inclinaron mi intención de voto hacia él con la  idea de doblar, desde  la primera vuelta,  la horrible página uribista.

  Además, intuí que algo interesante podría suceder en vista de  que el de Mockus iba a ser un gobierno supuestamente colegiado, a causa de los tres políticos —Fajardo, Peñalosa y Lucho— con los que armó su propuesta.  Y que por la imagen de pluralidad que transmitían,  crearon una ilusión colectiva  que ninguno de los cuatro hubiera suscitado individualmente.    Pero a poco andar,  ese grupo  resultó no ser de un “verde de todos los colores”, y  Antanas se erigió como solista  haciendo inaudibles las otras tres voces y dejándolas de comparsa simbólica.  Si acaso, la de Fajardo es la única que no se ha desdibujado y está marcando  una pauta  con su proyecto de incentivar   la ciencia y la tecnología, requisito de la modernidad en el que estamos harto rezagados y urgidos de un despegue ambicioso. Bien por él.

 En cuanto a Lucho y Peñalosa,  no tienen por qué servir apenas para dar brincos en los tablados públicos, como si fueran porristas a los que apenas les faltan los pompones. Patético eso. Ni  aguantarse que la voz cantante, haciéndoles conejo,  vaya por ahí diciendo  exabruptos  que  están a punto de convertirlo    en el cuarto candidato uribista. De hecho, su agresividad reciente contra  Petro,  al que le está echando dedo dizque porque es proclive   a la guerrilla,  lo está mostrando  como un uribito con barbas.  Qué metamorfosis tan brava esa. Y tan rápida. Yo diría que  Mockus está defraudando el tedio anti-guerrerista  de la juventud facebook  y no dándole la talla a esas legiones adversas al  “todo vale”.  Lucho, por su lado, tiene que despabilarse y decir algo, para no quedar como el Angelino de Antanas, solo que sin derecho a vicepresidencia.

 Y qué tal esa conversión,  en menos de una semana, de ateo  a rezador habitual: “que yo fui acólito”, “que con mi esposa oramos cada cierto tiempo”, “que yo trabajo con monseñor Rubiano”, etc.. Y que además diga que “Colombia sólo puede transformarse culturalmente (…) si se apoya en la tradición católica…”.   Esto último ya es la tapa, porque suena a concordato tardío,  a un revuelto de virtudes cívicas con rosarios de la aurora. Algo así como técnicas de conductismo masivo con seminaristas en lugar de con mimos, lo que  es inconstitucional.  Este  país,  así sea de mayorías católicas,  es oficialmente laico y ya el sagrado corazón de Jesús no forma parte de la institucionalidad sino que se le devolvió al culto  privado de cada cual.  La quintaesencia, además, de la cultura ciudadana, es el respeto tanto a las múltiples creencias como a las incredulidades de la gente, de modo que resulta muy oportunista este candidato  dándoselas de falso piadoso  para sacarle votos a una sola feligresía, la católica. El girasol es una  flor preciosa, y no tiene la culpa, al usarse como símbolo político, de que se la interprete también por su maña de buscar  el sol que más alumbra.

Le escuché a Fajardo lo siguiente esta semana:   “por las campañas, se sabe cómo van a ser los gobiernos”. De acuerdo. Y creo que cuando dijo eso, ignoraba todavía, por  su convalecencia a causa de la caída de la bicicleta, lo expresado por  Mockus después de que lo tumbara de su bestia el rayo de una fe sospechosa.

Definitivamente votaré por Petro. El voto realmente útil es el de conciencia.

 

·         Lisandro Duque Naranjo


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